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Cómo influye lo que comes sobre la infertilidad de tus hijos

alimentacion embarazo
Que tu medicina sea tu alimento y el alimento sea tu medicina. La intuición del padre de la medicina, Hipócrates, es más actual que nunca. Una mala alimentación, hoy en día, se incluye entre las causas principales de muchas enfermedades. Por eso, comer de forma equilibrada es sinónimo de salud y prevención especialmente en las fases más delicada de la vida, como el embarazo y la infancia. En este post te explicamos los riesgos y consecuencias de una mala alimentación durante el embarazo y cómo evitarlos.

¿Por qué lo que comes tiene efectos sobre la fertilidad de tus hijos?

Varios estudios sobre animales e investigaciones epidemiológicas en humanos han puesto en evidencia que el estado nutricional de la madre antes y durante la gestación influye en la salud del feto, produciendo consecuencias negativas para su salud reproductiva.
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Formas de alimentación inadecuadas, ya sea por déficit o exceso de nutrientes, alteran la expresión de algunos genes del feto. Estos cambios se producen mediante mecanismos epigenéticos y son mediados por los micro y macro nutrientes, el estado endocrino y el estrés oxidativo de la madre. Una mala alimentación puede producir problemas en la madre y perjudicar la fertilidad de su descendencia principalmente de dos formas:
  1. Por un lado, se ha visto que un déficit nutricional en la madre provoca un número de folículos reducido en la descendencia femenina. Es decir, una reserva ovárica reducida y un bajo peso al nacer que también puede conllevar problemas reproductivos en un futuro.
  2. Un exceso nutricional también puede provocar, en algunos casos, bajo peso al nacer y un retraso en el desarrollo de los ovarios. La obesidad en la gestante, así como una dieta rica en grasas saturadas y azúcares, lleva a desequilibrios metabólicos que afectan tanto a la madre como al feto. En este caso la descendencia será fuertemente predispuesta a padecer obesidad, hipertensión, diabetes tipo 2 y síndrome metabólico en la edad adulta. Estos síndromes repercuten de manera directa en la salud reproductiva. Por ejemplo, la obesidad puede conllevar infertilidad, anovulación, disfunciones en el ciclo menstrual, riesgo más elevado de abortos y complicaciones durante el embarazo.
Hablando en términos de calidad de los nutrientes que nos ofrece la alimentación, un aspecto importante a tener en cuenta es el aporte de antioxidantes. Los radicales libres producidos por el estrés oxidativo perturban también la maduración ovocitaria, la implantación y el desarrollo fetal. Para hacer frente al desequilibrio bioquímico que representa el estrés oxidativo es importante un aporte de antioxidantes (vitamina C, E, carotenoides, polifenoles y flavonoides) y micronutrientes esenciales (cobre, selenio, manganeso y zinc) presentes en frutas y verduras.

¿Cuáles son las bases de una alimentación equilibrada?

Los pilares de una dieta equilibrada consisten en seguir una dieta variada, huyendo de excesos de harinas refinadas, grasas saturadas y azúcares, que aportan muchas calorías, pero muy pocos nutrientes. En tus platos no pueden faltar alimentos como:
  • Legumbres, frutas y verduras frescas que aportan antioxidantes y vitaminas.
  • Pescado azul fuente de omega 3.
  • Pasta integral, cereales integrales, etc, ricos en hidratos de carbono de absorción lenta.
  • Sésamo, yogur, queso, vegetales de hoja verde, pescado con sus espinas, suplementos, que aseguran un aporte suficiente de calcio.
  • Pollo, pescado, carne roja, hortalizas de hoja verde, cereales, o suplementos que aporten hierro.
  • Alimentos de origen animal o vegetal, ricos en proteínas, o suplementos que aporten todos los aminoácidos esenciales.
  • Alimentos ricos en fibra, importante para evitar el estreñimiento y asegurar un buen equilibrio en la flora intestinal.
  • Vegetales de hoja verde, legumbres, levadura de cerveza, suplementos que contienen y ácido fólico.
El aporte calórico no debe ser ni deficiente ni excesivo, siendo lo más recomendable una ingesta ligeramente superior a la habitual (entre 2300-2400 calorías diarias). Es importante, también, procurar que la comida no sea precocinada ya que en primer lugar contiene menos nutrientes que la comida casera, y además, suele llevar más aditivos y están empaquetados en envases de plástico que desprenden disruptores endocrinos como el bisfenol A, ftalatos, etc. Estos disruptores son muy perjudiciales para el correcto desarrollo del feto y su sistema hormonal y reproductivo. Además, pueden tener consecuencias directas en su salud reproductiva en la edad adulta. En resumen, podemos decir que la dieta equilibrada de la madre influencia la salud del feto y su fertilidad. Por eso, cuidar tu propia alimentación no solo es sinónimo de prevención para tu salud, sino es el primer gesto de amor hacia tu hijo.

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