Hombre con SIDA y Reproducción Asistida

En la década de los ochenta del siglo pasado surgió una nueva enfermedad que se extendió como una pandemia. Se supo que las vías de contagio eran la sangre, el semen y la leche materna. Se identificó el agente causal, un retrovirus, el HIV (Virus de la inmunodeficiencia humana), que ataca a los linfocitos tipo T (timo dependientes), encargados de la defensa del organismo contra agentes infecciosos y células neoplásicas (cancerosas). El paciente quedaba indefenso ante infecciones y algunos cánceres. De ahí su nombre acrónimo de SIDA (Sindroma de Inmuno Deficiencia Adquirida).

Vías de contagio
Como una de las vías de contagio es el semen, el hombre seropositivo al virus del SIDA, contagiado, puede contagiar a la mujer. El uso de preservativo en estas parejas es mandatorio al efectuar coito sea la mujer también positiva al virus del SIDA o no. Si la mujer es también seropositiva al SIDA, el recibir más virus en cada coito le agrava su enfermedad. De ahí que ante un hombre seropositivo al SIDA ha de usarse siempre preservativo en toda relación sexual. Pero estos hombres seropositivos muchos desean tener hijos y la mujer es seronegativa. Están ante la disyuntiva de dejar a la mujer gestante pero contagiarla del SIDA
Opciones del hombre infectado con el VIH
Ante esta situación al inicio de la propagación de la enfermedad se hacían inseminaciones con semen de donante anónimo para conseguir el embarazo y no contagiar a la mujer. Suponía que siendo el hombre fértil se usaba semen de otro hombre (el donante anónimo) para fecundar a la esposa.

Estudios posteriores demostraron que el virus en el semen está como RNA en el plasma seminal y como DNA en los linfocitos y macrófagos presentes en el semen. En el laboratorio es posible separar estos tres componentes: espermatozoides, linfocitos y macrófagos y plasma seminal. Si esto es así se planteó usar la fracción de espermatozoides móviles que es la parte fértil e inseminar a la mujer con esta fracción seminal consiguiendo la gestación y evitando el riesgo de contagio con el SIDA.
Lavados seminales
Para mayor seguridad de que con el lavado de semen (así se llama al proceso de separación de las tres fracciones del semen citadas), se habían eliminado todos los virus; en la fracción espermática y previo a introducirla en el útero de la esposa se investiga la posible presencia del virus del SIDA. La técnica usada para ello es la técnica de PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa) que es muy sensible. Es decir que es capaz de detectar la presencia de muy pocos virus del SIDA. Si la PCR indica que no hay virus, se procede a la inseminación con semen del marido lavado (IAC). Toda la amplia experiencia con esta técnica ha demostrado que se obtienen gestaciones sin contagiar a la mujer con semen de su marido seropositivo al VIH.
En casos de baja calidad seminal o de obstrucción tubárica, se indica FV-ICSI pero siempre con semen lavado tal como se ha comentado y haciendo estudio con PCR en la fracción de semen obtenida después del lavado. Actualmente el hombre seropositivo no ha de usar semen de donante para embarazar a la esposa.